UNIVERSIDAD EXPERIMENTAL

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Por una universidad experimental





uEx / Antonio Miranda Bañón



Actuar en una u otra forma. He aquí una diferencia fundamental, y es que mientras nos forman por un lado, queremos deformarnos por otro: La universidad experimental como espacio oxigenado y fuera del staat académico.
Entiendo pues la universidad experimental como una utopía ya-hacia-aquí (en cierta manera siempre lo estuvo) tendiendo lazos, puentes, manos a las voces polifónicas de voluntad de compartir. Entre generosidad, hospitalidad y creatividad la universidad experimental debe fluctuar, plegando una con las otras.
Entiendo el deseo de aprender como una Disposición[1] artificial del sujeto (entendido como un campo muy peculiar de conjunción de fuerzas) hacia y en un plano de prueba[2] de relaciones, por ende de su «funcionamiento», estando este a su vez en esa otra superficie donde se triangulan creatividad, hospitalidad y generosidad; Aprender es desaprender[3], una escucha atenta a lo que nos importa frente a lo que se nos dice importante según la Doxa. En todo caso, no hay nunca un único aprendizaje, sino «aprenderes», procesos de aprendizaje.
En un momento donde aprender se entiende como recepción masiva de datos para su posterior aplicación directa en las diversas Disposiciones y Discursividades dominantes, en este mundo donde aprender ya está despojado de aquellos afectos críticos que ligan el aprender y el gusto, la universidad experimental sólo puede, como poco, ayudar a deshacer esas líneas duras de los «aprenderes» para acceder a esa zona, ese horstaat en la que compartir es ante todo poner en circulación lo que se sabe y se siente, lo que se sabe sintiendo y lo que se siente sabiendo. Esto debería ser un «primer« punto de partida para que en ese afuera plegado como universidad experimental, no suceda lo mismo que en el adentro desplegado académico global.
Contar con personas tan capaces, encomiables y accesibles como Josué Castillo, Benazir Valdivia, Rafael Cervera y Mariano Cruz entre otros muchos es un aliciente para asistir (en todas las acepciones de este verbo) presencial-localmente y presencial-virtualmente a los seminarios y coloquios de la universidad experimental. Asistir e insistir, por qué no, en todo lo que de ella se desprenda. Asistir para desaprender(nos), aprendiendo(nos) en una relación muy particular (valga aquí singular) de aprendizaje y hacer posible el desaprender.
Por último diré que entiendo la Universidad experimental como un conjunto de oportunidades o tácticas vitales, construyendo una comunidad irreductible a los elementos que en abstracto la comprenden. Universidad experimental si y sólo si existe, repito, la conjunción de creatividad, hospitalidad y generosidad en un plano de inmanencia.



[1] Disposición aquí es sinónimo del agencement francés. No tiene, por tanto, ninguna connotación de «inclinado hacia» ni tampoco aquella de «preparado».
[2] Si se utiliza «prueba» es precisamente porque el plano es netamente experimental.
[3] Dice Ximo Brotons al respecto: “Cambiar lo aprendido: Es lo que García Calvo llama desaprender y en lo que, según Válery, estriba la verdadera educación”. Cf. Michel Onfray, Teoría del cuerpo enamorado. Por una erótica solar, Ed. Pre-Textos, Valencia, 2007, pág. 16.